EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
¿Te imaginas entrar dentro de una obra de arte?
Al cruzar el umbral, el espectador deja de ser observador para convertirse
en parte del lienzo.
Las pinceladas se vuelven caminos, los colores susurran secretos,
y cada trazo lo invita a perderse en un mundo donde el arte respira
y el tiempo se detiene.
Esta obra no se contempla: se habita.
Bienvenidos al instante en que una pintura se abre…
y absorbe.









